¿Qué relación tienen un hipopótamo, una libélula, una macrófita y una
garza… con una brújula, un mapa, una cámara subacuática, unos prismáticos y una
tabla de surf?
Las primeras ideas que pueden
llegar son: naturaleza, viajes, ocio…
Pero ¿por qué no también las
siguientes?: biodiversidad, turismo sostenible o ecoturismo, educación y
sensibilización ambiental…
Pues bien, cada 2 de febrero se
celebra el Día Mundial de los Humedales, este año bajo el lema “Turismo de humedales:
una gran experiencia”. La Organización Mundial del Turismo de las Naciones
Unidas (OMT, NN.UU.) junto con la Convención de Ramsar (Irán, 1971) ha escogido
esos elementos que se enumeraron al principio para señalar no solo el día clave
en el que el turismo juega un papel importante para la conservación de los
humedales, sino también una década. Según Anda Tiega, secretario general de la
Convención Ramsar, “alrededor del 50% de los 940 millones de turistas
internacionales eligieron en 2010 un humedal como destino”.
Esto confirma que el ser humano
tiene unas preferencias por aquellos paisajes cuya percepción del mismo tenga
como componente el agua (hidrofilia). Sin embargo la OMT prevé que la cifra de
turistas internacionales alcanzará los 1600 millones en la década 2010-2020,
por lo que es necesario ajustar las medidas de conservación y desarrollo de
espacios naturales, contengan estos o no zonas húmedas, a condiciones óptimas
de carga natural en el sistema de la presencia humana. Hábitats y aves, son
términos que están estrechamente relacionados, como lo están también las
respectivas directivas europeas que regulan su protección, por lo que hablar de
un humedal, lleva aparejado además, como elemento natural característico, la
figura de las aves. Sea o no esta la figura clave de dicho ecosistema, lo
cierto es que es señal y bioindicador del estado de conservación del mismo. Las
migraciones naturales de las aves, a veces de miles de kilómetros desplazándose
entre continentes, dependen del buen estado de los hábitats a los que emigran
(sea nidificación, apareamiento, alimentación, etc.). Pero además el
turismo no sólo atrae por la presencia de una u
otra zona húmeda, sino para contemplar en directo todos esos vínculos de la
naturaleza.
El turismo es un servicio de los ecosistemas, en este caso de los humedales, y no al revés. Por tanto se encuentra supeditado a las buenas prácticas turísticas para el desarrollo de turismo sostenible con beneficios al ser humano de recreación y ocio, pero también un pulmón de naturaleza latente, viva, y un factor de equilibrio de otros macro-ciclos ecológicos de La Tierra.
Manglares de la Bahía de Jiquilisco (El Salvador).
Estos humedales se encuentran en constante amenaza en Centro América,
debido a la expansión urbanística que da respuesta a los estímulos económicos
que abogan por un turismo despreocupado por el medioambiente. Sin embargo los
manglares evitan la erosión de la línea de costa y ofrecen muchos servicios
ecosistémicos a las poblaciones locales. Además, contienen muchísima
biodiversidad, debido a las adaptaciones al régimen intermareal y la salinidad
variable.
La Convención Ramsar, junto con
la Organización Mundial del Turismo celebrará en julio de 2012 en Bucarest
(Rumanía) una reunión intergubernamental (COP11) “Humedales, turismo y recreación”.
Se perfilarán los nuevos compromisos y prácticas de gestión de más de 2000
humedales de 160 países, que se encuentran bajo esta figura de protección.
¡Celebra el día de los humedales! Infórmate de las actividades que
ofrece tu localidad durante esta semana.
Y recuerda, lo que es de la naturaleza…
pertenece a la naturaleza. No extraigas flora o fauna de los humedales en
espacios naturales protegidos. Así como tampoco introduzcas especies alóctonas
o invasoras.
Nota: Paradójicamente, los
humedales no se encuentran definidos en la Directiva Marco del Agua. Sin
embargo, esta legislación europea sí que los menciona en relación con otras
masas de agua y ecosistemas terrestres. Vulgarmente podrían ser clasificados
como los híbridos de la naturaleza. Y es que en todos ellos se cierra un ciclo
hidrológico bastante complejo.
Este espacio natural, emblema de la Península Ibérica y de Europa,
conforma una gran extensión de marismas que acoge durante el invierno a muchas
especies de aves acuáticas.