En este caso, la cadena pasa a ser la siguiente: reducción o minimización en origen, recuperación, reutilización y reciclaje. La famosa regla de las Tres R. Y, como es de suponer, las implicaciones económicas y medioambientales son muy importantes. Para empezar, se crea un lenguaje nuevo. Aplicando conceptos como la regla de las Tres R, surgen jeroglíficos con el “círculo de Möbius”. Sin embargo no fue August Ferdinand Möbius quien realizó el símbolo en 1858 y por razones que atienden al diseño y las matemáticas, sino un estudiante de la Universidad de California, Gary Anderson, en 1970, aplicando la idea de Möbius a un concepto del continuum del reciclaje. También y no por tanto menos conocidos, son los símbolos del Punto Verde o el gracioso Tidyman. Tidyman, es el señor que nunca se cansa de depositar envases en un contenedor. En realidad Tidyman somos todos aquellos que llevamos papel y cartón al punto azul, envases y residuos de envases al punto amarillo y vidrio al punto verde. Pero el mundo del reciclaje es extremadamente diverso: así vienen recordados hasta en 7 símbolos diferentes según la tipología del plástico. Esta familia se compone de los hijos del círculo de Möbius.
Símbolos clásicos del
reciclaje
La mayor parte de la basura doméstica es reciclable y separar en origen es vital para el buen funcionamiento del sistema: se ahorran recursos y energía. Como la mayor parte de los residuos provienen de la fracción orgánica, una medida excelente de reciclaje es la fabricación del compost, también llamado abono orgánico. La fórmula para conseguir que funcione de forma efectiva se compone de los siguientes factores: microorganismos, oxígeno, temperatura y humedad. Controlando la humedad (50% aproximadamente) se crean condiciones que favorecen el compostaje mediante el crecimiento de bacterias aerobias termófilas, por lo que además requiere mezcla periódica de la pila de compostaje.